Abigaíl Johnson. Una de las herederas más influyentes del mundo.
No es ningún secreto que muchas profesiones y conocimientos sobre ellas se transmitieron de generación en generación y nacieron dinastías de médicos, militares e ingenieros.
La esfera de los negocios de inversión, ya sea en Estados Unidos o en cualquier otro país, también se basa en sus sucesores y, en la mayoría de los casos, en los lazos familiares.
Sin embargo, independientemente del deseo de los padres de inculcar el amor por la empresa familiar, la práctica demuestra que los hijos y los familiares son una de las razones más importantes del colapso de las empresas.
Ya que la herencia recibida no representa ningún valor para la persona que no la creó.
Hay muchas historias similares, pero también hay casos en los que los niños no sólo aceptan con éxito sus obligaciones, sino que también contribuyen con orgullo desarrollando proyectos de inversión.
Abigail Johnson nació el 19 de diciembre de 1961. Si hablamos de familia, Abigail tuvo la suerte de nacer en el seno de una de las familias más ricas e influyentes del mundo de las inversiones, ya que su padre había sido durante muchos años el director de la mayor firma de inversión estadounidense, Fidelity Investments.
Por cierto, el padre de Johnson tampoco fue el fundador de la empresa, ya que la heredó de su padre Edward K. Johnson II.
Así, incluso cuando era niña, Abigail entendía perfectamente qué destino le estaban preparando sus padres y, además, ¡la preparación estaba en pleno apogeo! Abigail Johnson estudió en la prestigiosa escuela privada Buckingham Browne & Nichols, donde fue nombrada en el cuadro de honor como una de las estudiantes más diligentes.
La siguiente etapa de su vida fue el igualmente respetable Hobart and William Smith College, donde se licenció en historia del arte.
Después de la universidad, Abigail consiguió un trabajo como consultora en Booz Allen Hamilton, lo que le dio el impulso para aprender una nueva profesión y conquistar el mundo de las finanzas.
De 1985 a 1986, Abigail Johnson estudió en la Escuela de Negocios de Harvard, donde se graduó con éxito y obtuvo un MBA.
Después de que su educación comenzó a corresponder al perfil de su futura profesión, comenzó a trabajar para su propio padre en Fidelity. Su primer trabajo en la empresa fue el puesto de analista muy sencilla, donde elaboraba sus previsiones sobre la cartera de inversiones.
Luego recibió el puesto de gerente, tras lo cual siguieron una serie de ascensos, que de una forma u otra estaban relacionados con áreas de gestión de trabajo en la empresa.
Lo más interesante es que su padre preparó a Abigail durante muchos años y la obligó a pasar por todos los pasos de su carrera. Además, sólo después de más de 20 años de colaboración, Abigail recibió el puesto de vicepresidenta de la empresa.
Su estilo de gestión es muy similar al de su padre, pero más conservador. El padre quedó tan impresionado con el talento de su hija que le transfirió alrededor del 24 por ciento de las acciones de la empresa, y una buena mañana Abigail Johnson apareció en la lista de Forbes como una de las mujeres más ricas del mundo.
En 2012, el padre de Abigail se jubiló por completo por motivos de salud, entregando el cargo de presidente de la empresa a su hija.
Por cierto, las cosas no iban bien en Fidelity cuando la empresa entró en suspensión de pagos, pero Johnson aceptó el desafío y salió adelante con excelentes retornos de fondos y crecimiento de los inversionistas.
Desafortunadamente, Abigail Johnson y su padre quedaron atrapados en un escándalo de corrupción de alto perfil que fue inflado por los medios. Habiendo recibido como regalo varias entradas para los Juegos Olímpicos, superaron el límite de 100 dólares de donaciones permitidas, lo que provocó un escándalo y, además, un proceso en el Comité de Valores.
El conflicto terminó en nada, pero al mismo tiempo la empresa sobrevivió a una serie de auditorías gubernamentales que verificaron todos los estados financieros de la empresa y sus familias.
Abigail Johnson actualmente tiene casi 2 billones de dólares bajo su administración y su riqueza personal se estima en más de 19 mil millones de dólares, lo que la convierte en una de las mujeres más poderosas del mundo.