John Kay - Los sueños se hacen realidad.
Cada uno de nosotros en la infancia soñaba con algo grande y brillante, pero desafortunadamente, no todos logran acercarse a su preciado sueño.
John Kay es una de esas personas que supo realizarse plenamente en la vida, a pesar de que tuvo que lograrlo todo por sí mismo y comenzar a construir su vida desde abajo.
El futuro hombre rico y Primer Ministro de Nueva Zelanda nació en 1961 en una familia de inmigrantes que vivía en un bloque de viviendas sociales.
A una edad temprana, John perdió a su padre y su madre tuvo que trabajar en dos trabajos para poder llegar a fin de mes.
Gracias a su éxito académico, John Key logró no solo graduarse con éxito de la escuela, sino también ingresar a la universidad, donde se graduó con éxito en 1981 con una licenciatura en Comercio.
Inicio de carrera.
El primer trabajo del futuro comerciante resultó no tener relación con el comercio de acciones: trabajó como analista en McCulloch Menzies y, más tarde, como director de proyectos en una empresa de fabricación de ropa.
No fue hasta 1985 que John Kay consiguió un puesto como operador de divisas en Elders Merchant Finance; su dedicación y éxito en el cambio de divisas se vieron recompensados.
En 1988, John se convirtió en director de Bankers Trust y, posteriormente, su carrera se desarrolló con la misma velocidad: en 1995 se convirtió en director de la Bolsa de divisas asiática en Singapur y, de 1995 a 2001, en jefe de la bolsa de divisas internacional.
Incluso sin lograr éxitos vertiginosos en el comercio, este hombre logró alcanzar la cima de la gestión y organización del proceso comercial.
Subiendo al Olimpo político.
En 2002, habiendo decidido que había alcanzado la cima en esta área de actividad, Kay regresó a casa y se convirtió en miembro del parlamento en Helensville. Y seis años después se convirtió en Primer Ministro de Nueva Zelanda.
Gracias a su amplia experiencia en gestión financiera, John logró introducir en su cargo una serie de medidas que ayudaron a Nueva Zelanda a afrontar con éxito la crisis de 2008. Esto le permitió volver a ganarse el corazón de los votantes y ser reelegido para un segundo mandato.
Así, un niño que creció en un internado para pobres logró no sólo ganar varias decenas de millones de dólares, sino también ocupar el puesto más alto de su país.